Colarse a como dé lugar: Crónica de una democracia sitiada
En el Perú, donde los calendarios se deshojan como hojas de coca en mesa de curandero, el proceso electoral del 2026 ha comenzado con el mismo vértigo con que los pueblos del Caribe veían llegar tormentas sin nombre. No es una elección más: es una feria de espejismos, donde 39 agrupaciones políticas —cada una con su propio conjuro y malabar— se disputan el derecho a encender la antorcha de la representación. Pero en esta romería democrática, algunos no entran por la puerta principal, sino que se cuelan por rendijas legales, como fantasmas que burlan la vigilia del Estado.
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