El legado del liberalismo ha sido el vacío: Byung-Chul Han

Publicado el 2 de noviembre de 2025, 8:02

En tiempos donde el ruido digital ahoga el pensamiento y la velocidad eclipsa la reflexión, el discurso de Byung-Chul Han en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025 se erige como un acto de resistencia lúcida. No es una alabanza a la comodidad ni una celebración de lo establecido. Es, como él mismo lo define, el aguijón del tábano socrático que pica al caballo adormecido de nuestra civilización.

Han no habla para agradar. Habla para incomodar, para sacudir, para despertar. Su filosofía no se esconde en abstracciones ni se refugia en la torre de marfil académica. Se lanza de lleno a la arena social, donde la autoexplotación disfrazada de libertad, la digitalización sin ética, y la erosión del respeto amenazan con vaciar el alma de la democracia. Con la precisión de un cirujano y la sensibilidad de un poeta, Han diagnostica un mal que no es técnico ni económico, sino profundamente humano: el colapso del vínculo, la pérdida del sentido, el espejismo de la libertad.

Su crítica no es pesimista, sino profundamente ética. Al señalar que el smartphone nos usa más de lo que lo usamos, que la Inteligencia Artificial puede esclavizar si no se regula, y que las redes sociales han sustituido la empatía por la agresividad, Han nos invita a recuperar lo esencial: el respeto, la amistad, la responsabilidad, la atención al otro. Virtudes que, como recuerda citando a Tocqueville, son el verdadero cimiento de la democracia.

Este discurso no es solo una reflexión filosófica. Es una advertencia urgente. Es también un agradecimiento humilde, que transforma el reconocimiento en una oportunidad para seguir picando, para seguir despertando. Porque si algo define a Byung-Chul Han, es su convicción de que el pensamiento no debe dormir, y que el futuro solo es posible si nos atrevemos a cuestionar el presente.

Majestades, autoridades, señoras y señores: escuchemos al filósofo. No para sentirnos cómodos, sino para sentirnos vivos.

 

UDI/FUNHI/JCR

 

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