En los andes de Moquegua, donde el viento trae memorias de bisabuelos españoles y abuelas de Cuchumbaya, se alza la figura de Nélida Juliana Cuayla Cuayla como un río que se abre paso entre montañas de machismo y sequías de oportunidades. Su historia es la de una mujer que, siendo provinciana, convirtió la aparente lejanía de los sueños en un horizonte alcanzable.
Desde las aulas humildes de San Francisco, California —ese poblado que lleva nombre de mundos lejanos norteamericanos— hasta las universidades de Arequipa y Juliaca, Nélida tejió dos carreras, educación y obstetricia, como si fueran dos hilos de un mismo telar. Su abuelo Zacarías, líder de antaño, le susurró que sería “el orgullo de la familia”, y esa profecía se cumplió como un conjuro que la impulsó a romper esquemas y levantar instituciones donde antes solo había terreno vacío y aulas de esteras.
Su liderazgo no fue un título vacío: dirigió colegios técnicos, impulsó proyectos de salud, levantó hospitales y creó refugios para mujeres violentadas y adultos mayores abandonados. Cada obra suya parece surgir como un milagro cotidiano, como si las piedras del desierto se transformaran en aulas, y los muros de la beneficencia se abrieran para acoger a los más vulnerables.
En tiempos de pandemia, cuando la virtualidad parecía un hechizo incomprensible, ella ya había preparado a maestros y estudiantes con laptops y pizarras inteligentes, demostrando que la tecnología también podía ser un puente mágico entre la soledad y el aprendizaje.
Las críticas sobre su permanencia en cargos públicos no la detuvieron: respondió con la serenidad de quien sabe que la verdadera gestión se mide en frutos, no en rumores. Y los frutos están ahí: programas sociales, proyectos educativos, hospitales y generaciones de estudiantes que aún la recuerdan como guía y protectora.
Al preguntarle por el rol femenino en la gestión pública, Nélida lo califica con un ocho o nueve, porque las mujeres ya ocupan espacios de poder en Moquegua y Arequipa, demostrando que la responsabilidad y la ternura pueden ser también fuerza de gobierno. Su mensaje final, dirigido a las jóvenes del interior del país, es un llamado a la valentía: “Empodérense sin temor, con seguridad, aspiren siempre a más, porque ser mujer y provinciana no es un límite, sino una raíz que florece en liderazgo.”
Y así, en esta ceremonia invisible que atraviesa pantallas y fronteras, se consagra el título: HONORIS CAUSA A LA MUJER PROVINCIANA, porque en Nélida Juliana Cuayla Cuayla se encarna la certeza de que la provincia también sueña, también lidera, también transforma.
JCR
PD. La Dra. Nélida Cuayla Cuayla forma parte de la plancha presidencial del Partido de los Trabajadores y Emprendedores (PTE), como candidata a la 2da Presidencia de la República, dentro del proceso electoral 2026, bajo el liderazgo del candidato presidencial Napoleón Becerra García. En próximas entrevistas tocaremos temas específicamente políticos; en esta ocasión la temática es estrictamente académica, destacando su aporte femenino y provinciano como ejemplo para nuestras generaciones del futuro.
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